–Son las 17:30. Nos vamos ya?
Vale, que entre que recogemos y todo nos darán las 18:00.
Llegamos a casa, nos tomamos una clara, nos damos una ducha y «nos ponemos guapos». Mi idea era la de llegar a casa de mis padres y desde allí irnos a cenar fuera (que ya lo habíamos comentado unos días antes) o cenar allí y después irnos a tomar algo.
En fin, abro la puerta de casa de mis padres, está todo oscuro y aparece mi padre de un salto: ¡SORPRESA!
Aplausos, risas y un felicidades detrás de otro. La mitad de la familia estaba allí, escondida y esperando para celebrar mi fiesta sorpresa. ¡Esto si que no me lo esperaba!
¡Pero si ni siquiera es un número redondo! ¡29!
Mis padres me dan una tarjeta en la que viene una chapa gigante que pone «HAPPY 29» y tengo que llevarla puesta toda la noche ❤
Empiezan a moverse todos, a preparar la mesa, los vasos y traen la cena entre dos. Son 2 bocadillos de 1 metro de largo cada uno cortados en trozos y cada parte de algo diferente. (El detalle que tuvo mi padre de poner banderitas con el nombre de lo que era cada trozo estuvo muy bien).
¡Qué original, me encanta!
Y llega el pastel. Mi favorito, Nata y yema. ¡Y enorme!
¡Como me conocéis!
(No me dio tiempo a hacer la foto cuando el pastel estaba entero, jajaja).
Y mi padre dice: –Bueno, sacad el regalo, no?
Lo abro y mis padres me habían regalado una camiseta rosa, muy bonita.
–¿Le traemos el bueno?
¿El bueno? ¿Qué dice?
Y sube con una caja grande, grande… Mientras lo desenvuelvo, arrancando el papel como una loca, voy soltando las típicas bromas de «uala, una caja, lo que yo quería!» Sigo abriendo… no veas, ¡cuanto papel! Y no se ve nada, la caja es de cartón sin nada escrito ni dibujo…
Mi padre me ayuda a romperle el precinto con un tenedor (no teníamos un cuchillo a mano) y solo levantar la primera lengüeta, debajo del papel protector translúcido veo algo de color rojo, similar a la maleta derecha que llevo en la moto…
¡¡LA MALETA IZQUIERDA!! ¡¡Se acabó el ir cojo!! ¡¡Gracias, papas, sois los mejores!! ¡¡Siempre lo claváis!! 🙂 😀
Yo tengo una moto de trail y hasta ahora solo he llevado una maleta (cuestan un riñón cada una) pero quedan increíbles y ¡ya nos podemos ir de viaje!
Entonces aparece Jose:
Eh, que todavía falta mi regalo.
Y viene con una bici que ya llevábamos tiempo mirando porque ahora nos ha dado por ahí y como vivimos muy cerca del parque que cruza todo Terrassa, no es mala idea tener un par de bicicletas.
Qué fuerte. Tú ya te has pasado. Madre mía. Estoy flipando. ¡¡¡Gracias!!!
–Pues tengo la mía abajo. Iremos los dos con las bicis idénticas ❤
Entonces el resto parece que se animan y mis tías, tíos y primos empiezan a sacar sus regalos. Camisetas, sudaderas, geles, pinturas, estuches, pinceles,…
Pero que no hacía falta, eh… que a mi que vengáis ya me ha hecho ilusión.
No sé, estoy a tope. Me llega la sonrisa de una oreja a la otra. Gracias a todos.
La Dj de mi madre prepara su móvil, lo sincroniza con el altavoz Sony de mi padre y ale, todos a bailar. Empezamos con música actual y mi tía Carmen acaba bailando Fangoria subida en la caja donde teniamos las bebidas. Muy loco todo.
A las 2:30 Jose me recuerda que al día siguiente todavía quedaba un regalo y que nos habíamos levantado a las 5:40, así que empezamos a repartir besos, agradecimientos y nos vamos para casa.
Todavía faltaba más. Pero sigo mañana.
Keep drawing!